viernes, 30 de noviembre de 2012


El deseo de Dios.
De acuerdo con 1 Timoteo 2.3, 4, el Señor “quiere que todos los hombres sean salvos” del pecado y la muerte. Su oferta de salvación no excluye a nadie, y Él busca a los pecadores con compasión y amor. Sin embargo, el Señor perdona solamente a quienes se arrepienten de su pecado y creen que Jesús es el Hijo de Dios, aceptando su sacrificio expiatorio a su favor. Aunque muchas personas resistirán o rechazarán nuestro mensaje, seguimos teniendo la responsabilidad de proclamar las buenas nuevas de salvación en todo tiempo. No sabemos cuándo Dios abrirá el corazón de alguien para recibir al Salvador.